Ayer mientras miraba el partido sentía esa sensación de por un minuto ponerme la camiseta y luchar por una victoria.
No se que les habrá pasado por la cabeza a los jugadores, solo se que a mi me sucedieron muchas cosas. En un primer momento impotencia, después bronca y por último algo muy difícil de contar con las palabras pero pude corroborar cuando fui al centro.
Se que un clásico tanto para uno como para otro lado es importante y que se juegan muchas cosas y se pierden también. Pero comprendí que Central va más allá de un clásico o de un campeonato. Que si bien estas cosas son muy importantes y hacen todo
más bello aun, el sentimiento por la camiseta y el orgullo de ser de central traspasa mil barreras.
Como dice la canción pasan los jugadores, pasan los dirigentes, pero la gente, la pasión es lo que queda. Nosotros formamos parte de este mundo singular. Distinto a todo y a todos.
Celebremos una y otra vez ser Canalla, porque esto no puede comprarse ni con el oro del mundo.
No quiero mentir estoy muy triste por la derrota, pero me “alienta” la realidad de ser parte de un sentimiento que pese a los abatares del fútbol sale a la calle con la frente en alta, sacudiendo los trapos y luciendo una vez más la camiseta azul y oro.
Lo pasado Pisado
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a la/s
11:49 a. m.
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