Me senté a escribir con una sensación inigualable, y mientras lo hacía escuchaba de fondo la radio. En un instante desde el pequeño aparato tecnológico comenzó a sonar el relato del mitologico gol del gran Aldo Poy. Quede paralizada porque me imaginaba estar en aquel momento, ya que mi edad no me lo permitió. Sin embargo imagino, como lo hizo tan bien el Negro Fontanarrosa, a un Viejo Casale, me imagino las caras de cada uno de los que viajaron, seguro que los que se quedaron habrán sufrido tanto o más que los que fueron rumbo a Buenos Aires.
El Aldo es poeta en nuestra ciudad porque no solo nos dio la gloria sino porque escribió un pagina en nuestra historia. Y lo digo yo, alguien que lamentablemente (como muchos otros) no han vivido ese momento histórico, pero este sentimiento es tan fuerte que no entiende de edades, de moementos, de tiwmpo...
De repente el aparato volvió a paralizarme, y ahora la emoción golpeaba tan fuerte como antes, solo que a esa historia yo la conocía.
Revivir momentos de la vida en los que uno fue feliz, en los que el corazón late mas fuerte que nunca, es algo inigualable. Doy gracias a la vida esta herencia familiar por los colores auriazul. Como olvidar que entre lágrimas dije campeón, como olvidar La Conmebol de 1995.
Que les voy a explicar si somos todos tan pasionales que la razón nunca entendería.
Así de feliz, así de histórico, así de locura, así de ilogico es el amor a Central.
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