Quiero reflexionar acerca de algo que ocurrió este fin de semana. Emanuel era un chico que iba a la cancha como cualquiera de nosotros, pero por esas cosas que tiene el fútbol murió de la peor manera. Tan solo una bala en su corazón para acallar su vida pero para despertar a muchas a otras.
La magia que tiene este deporte muy de a poco se ve opacada por tanta violencia. ¿Acaso la violencia no paga?.
La pasión, el sentimiento y la irracionalidad van de la mano. No se puede vivir de la manera en que se vive. No podemos ir a la cancha no sabiendo si vamos a volver. No podemos seguir apañando a hinchas de turno que ocupan un lugar que no les corresponde.
Emanuel era hincha de Velez, pero podríamos haber sido cualquiera de nosotros. Desde mi espacio pido justicia y racionalidad. Desde mi pequeño lugar reclamo seguridad para todos los hinchas que vamos a los estadios porque amamos nuestro club.
¿Cuantas más muertes tenemos que esperar para que se den cuenta que los únicos desprotegidos somos los hinchas? ¿Cuanto más tendremos que esperar para que los dirigentes, el gobierno y el fútbol nos brinden la seguridad necesaria para movilizarnos en nuestra casa con total libertad?
Justicia y seguridad por los que ya no tienen voz y por los que reclamamos en sus nombres.
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