Negro:
Quiero escribirte esta carta en nombre de todo el pueblo Canalla y de todos aquellos que te quieren por sobre la camiseta.
Te aseguro que no es una despedida, es más no lo pensé de esa manera. Es solo las ganas que tengo por que sepas que dejaste tu legado en la tierra y te llevaste los colores al cielo para que San Pedro nos tire una ayudita desde allá.
No quiero hablar tampoco en pasado porque se que nunca te vas a ir del al lado nuestro, seguirás sufriendo por los penales que no nos van a dar, por los goles que marraremos, por los técnicos que se irán, por los dirigentes que no paran de robar. Seguirás gritando y viviendo la fiesta canalla desde la platea del río. Le pedirás a los jugadores que corran, que mantengan el orden, que sean cautos, y que metan.
Nunca te vas a ir, de eso estoy segura, porque no fue en vano tu vida, porque nos enseñaste y nos hiciste reir. Porque aprendimos que a pesar de todos los obstáculos que pueda poner la vida, es importante pelearla hasta el último suspiro.
Y no sabes lo que se te quiere, que hasta mi viejo, que es de roble se sentó y se puso a llorar y me dijo desde ahora en más el Gigante se debe llamar Roberto Fontanarrosa y no por un homenaje sino por orgullo de que sea Rosarino y de Central.
Negro, mis reverencias, a veces la vida nos pone a prueba a ver si somos fuertes, esta es una prueba pero no tengo miedo porque como dije no te vas a ir nunca. Y esto no es una despedida sino una simple carta que cuenta el sentimiento de miles y miles de personas que te aman por sobre todas las cosas.
Gracias por todo y por más. Hasta luego, no te olvides que el 5 de agosto jugamos con Boca y eso va ser difícil.
Te queremos mucho.
Quiero escribirte esta carta en nombre de todo el pueblo Canalla y de todos aquellos que te quieren por sobre la camiseta.
Te aseguro que no es una despedida, es más no lo pensé de esa manera. Es solo las ganas que tengo por que sepas que dejaste tu legado en la tierra y te llevaste los colores al cielo para que San Pedro nos tire una ayudita desde allá.
No quiero hablar tampoco en pasado porque se que nunca te vas a ir del al lado nuestro, seguirás sufriendo por los penales que no nos van a dar, por los goles que marraremos, por los técnicos que se irán, por los dirigentes que no paran de robar. Seguirás gritando y viviendo la fiesta canalla desde la platea del río. Le pedirás a los jugadores que corran, que mantengan el orden, que sean cautos, y que metan.
Nunca te vas a ir, de eso estoy segura, porque no fue en vano tu vida, porque nos enseñaste y nos hiciste reir. Porque aprendimos que a pesar de todos los obstáculos que pueda poner la vida, es importante pelearla hasta el último suspiro.
Y no sabes lo que se te quiere, que hasta mi viejo, que es de roble se sentó y se puso a llorar y me dijo desde ahora en más el Gigante se debe llamar Roberto Fontanarrosa y no por un homenaje sino por orgullo de que sea Rosarino y de Central.
Negro, mis reverencias, a veces la vida nos pone a prueba a ver si somos fuertes, esta es una prueba pero no tengo miedo porque como dije no te vas a ir nunca. Y esto no es una despedida sino una simple carta que cuenta el sentimiento de miles y miles de personas que te aman por sobre todas las cosas.
Gracias por todo y por más. Hasta luego, no te olvides que el 5 de agosto jugamos con Boca y eso va ser difícil.
Te queremos mucho.
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