Por Rafael Beltramino
Respeto las opiniones diversas pero no me gusta ni creo que sea nada útil, llorar sobre la leche derramada, como dice el dicho popular.
Central perdió ¿y qué? Ganará el viernes o no . ¿Y si pierde el viernes? Ganará otro día.
No nos hicimos de Central por la comodidad de los penales regalados que llevan a títulos todos los años, como la sucursal Macrista de The Strongest.
Central nos eligió por la felicidad, de ser distintos. Por la felicidad de tener al Prócer Inmortal, Aldo Pedro Poy y a todos los ídolos como Marito, como el Chacho y como el Puma y no pasar por el amargo trance de tener que alquilar ídolos ajenos por 50 mi l dólares o poner fotos de cartón, cuando no hay plata.
Y por eso le estamos eternamente en deuda a Central, al verdadero, el que palpita en cada rincón de Rosario y en cada vez más lugares fuera de Rosario.
Todo lo demás es verso. Y no hay que comerse el verso resentido de los pechofríos y de los periodistas en busca de avisos, pautas publicitarias o directamente honorarios.
Cuando esos cagatintas adoptan el discurso pecho y dicen o escriben que Central festeja glorias del pasado, no hay que caer en su trampa. Central festeja glorias de su pasado, por que las tuvo, a diferencia de la mistificación permanente del pechofriismo que parece comenzar su memoria histórica a partir del campeonato de Yudica, negando así vilmente la representatividad de uno de sus símbolos como el Indio Solari.
Y eso nada más que porque el Indio les dijo la verdad, que tenían un excelente equipo de fútbol, pero que el obstáculo eran los pechofríos de las tribunas.
Central puede enorgullecerse de su pasado desde 1889. Y eso incluye pasos por el descenso, y qué?. Nunca nos asustó eso. Somos canallas, no tiernas avecillas del Rosedal que tiran la toalla ante el primer inconveniente y abandonan.
No nos asusta nada.
Los imbéciles de los periodistas hacen un juego de palabras infradotado hablando del pro-miedo. ¿Qué miedo? Miedo tienen que sentir los equipos chicos, no Central.
La camiseta de Central se la pusieron el Torito Aguirre, el Chango Gramajo, el Negro González, Timoteo Griguol, el Negro Palma.
Miedo tienen que tener los otros, bastardos y advenedizos, que viven en el eterno desasosiego que, en cualquier momento, salga a relucir su pasado.
Lo importante es que estos muchachos, la mayoría muy jóvenes, que se ponen la camiseta de Central, sepan lo que significa esa camiseta. Creo que la mayoría lo sabe.
Siempre sostengo que la mejor síntesis de lo que es Central, viene de la formidable película de Rodrigo Grande “Rosarigasinos”; ahí cuando el personaje de Federico Luppi, es baleado, su amigo otro canalla representado por Ulises Dumont le pregunta
- ¿Aguantas Tito?
Central perdió ¿y qué? Ganará el viernes o no . ¿Y si pierde el viernes? Ganará otro día.
No nos hicimos de Central por la comodidad de los penales regalados que llevan a títulos todos los años, como la sucursal Macrista de The Strongest.
Central nos eligió por la felicidad, de ser distintos. Por la felicidad de tener al Prócer Inmortal, Aldo Pedro Poy y a todos los ídolos como Marito, como el Chacho y como el Puma y no pasar por el amargo trance de tener que alquilar ídolos ajenos por 50 mi l dólares o poner fotos de cartón, cuando no hay plata.
Y por eso le estamos eternamente en deuda a Central, al verdadero, el que palpita en cada rincón de Rosario y en cada vez más lugares fuera de Rosario.
Todo lo demás es verso. Y no hay que comerse el verso resentido de los pechofríos y de los periodistas en busca de avisos, pautas publicitarias o directamente honorarios.
Cuando esos cagatintas adoptan el discurso pecho y dicen o escriben que Central festeja glorias del pasado, no hay que caer en su trampa. Central festeja glorias de su pasado, por que las tuvo, a diferencia de la mistificación permanente del pechofriismo que parece comenzar su memoria histórica a partir del campeonato de Yudica, negando así vilmente la representatividad de uno de sus símbolos como el Indio Solari.
Y eso nada más que porque el Indio les dijo la verdad, que tenían un excelente equipo de fútbol, pero que el obstáculo eran los pechofríos de las tribunas.
Central puede enorgullecerse de su pasado desde 1889. Y eso incluye pasos por el descenso, y qué?. Nunca nos asustó eso. Somos canallas, no tiernas avecillas del Rosedal que tiran la toalla ante el primer inconveniente y abandonan.
No nos asusta nada.
Los imbéciles de los periodistas hacen un juego de palabras infradotado hablando del pro-miedo. ¿Qué miedo? Miedo tienen que sentir los equipos chicos, no Central.
La camiseta de Central se la pusieron el Torito Aguirre, el Chango Gramajo, el Negro González, Timoteo Griguol, el Negro Palma.
Miedo tienen que tener los otros, bastardos y advenedizos, que viven en el eterno desasosiego que, en cualquier momento, salga a relucir su pasado.
Lo importante es que estos muchachos, la mayoría muy jóvenes, que se ponen la camiseta de Central, sepan lo que significa esa camiseta. Creo que la mayoría lo sabe.
Siempre sostengo que la mejor síntesis de lo que es Central, viene de la formidable película de Rodrigo Grande “Rosarigasinos”; ahí cuando el personaje de Federico Luppi, es baleado, su amigo otro canalla representado por Ulises Dumont le pregunta
- ¿Aguantas Tito?
Y en una frase que habría que pintar en la cancha o en algún lado le responde.
- "Como no voy a aguantar, si soy canalla"
Como no vamos a aguantar, si somos canallas; que vayan saliendo las deudas, los promedios, los dirigentes ineptos, los árbitros, los rivales..
Acá los esperamos. A pie firme y espalda con espalda.
- "Como no voy a aguantar, si soy canalla"
Como no vamos a aguantar, si somos canallas; que vayan saliendo las deudas, los promedios, los dirigentes ineptos, los árbitros, los rivales..
Acá los esperamos. A pie firme y espalda con espalda.
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